Buenas noches a todos y a todas,
En esta jornada de Navidad es
hora de finalizar, de momento, con las actividades de este blog. Una página
que, como sabéis, surgió con motivo del Curso "Alimentación y Nutrición
para una vida saludable".
En todo este tiempo he
aprendido a concienciarme un poco más sobre mi estilo de vida. Así, sé
distinguir los grupos de alimentos, cómo emplearlos convenientemente y de qué
modo hacérselos llegar a mis alumnos y alumnas de manera amena.
En segundo lugar, he tomado
buena nota de cómo cocinar, sea de nuevo, sea aprovechando lo que me ha sobrado,
en un modo tradicional o moderno. Para ello, analizaré sin obsesionarme las
etiquetas de los alimentos y productos, consumiendo no tanto cantidad y sí
calidad.
Seguidamente, he entendido la necesidad de afianzar los hábitos de
vida saludables desde que se estudia en la enseñanza infantil y primaria,
ponderando cómo es un menú escolar y sus posibilidades de mejora. Un conjunto
que hay que mantener y perfeccionar día a día, valorando lo que se consume y lo
que se quema energéticamente hablando.
Y, para cerrar, he indagado en las alergias e intolerancias más
comunes hoy día, entendiendo cómo enfrentarme a ellas, y en los mitos,
considerándolos en su justa medida o evitándolos por las consecuencias que
puedan tener.
Este curso, como habréis podido leer, tiene sus aplicaciones
prácticas en el aula, en mi caso fundamentalmente en tutoría y a veces en mi
asignatura de Geografía e Historia. Daría para, al menos, cuatro sesiones de un
trimestre, al final de las cuales se podría plantear una yincana a modo de
trivial, por ejemplo en las jornadas de antes de las vacaciones de Navidad, Semana
Santa o verano, pues es donde más excesos solemos cometer en alimentación. Todo
ello para hacer llegar a nuestros estudiantes la trascendencia de un buen
estilo de vida, para rendir en condiciones y evitar posibles disgustos a
lo largo de la vida.
En última instancia, me gustaría cerrar con una reflexión de un erudito
de la nutrición como era Don Francisco Grande Covián. Siempre decía que “Hay
que comer de todo, pero en plato de postre”. A mi modo de ver, ahí está la
clave de una vida saludable: una alimentación y nutrición saludable, rica y variada, con base principal en nuestra dieta mediterránea. Tenemos que evitar que este elemento cultural
se pierda, pues la pervivencia de nuestra identidad como pueblo depende de ella, al permitirnos avanzar hacia el futuro con firmeza y seguridad.